lunes

LA DESPEDIDA

Séptimo encuentro: 16/07/08

Fue un día soleado, con mucho calor, muy lindo, el mejor día de todos, pues ya nos había tocado pasar por varias jornadas de frío y mucha, pero mucha lluvia. Llegamos a le escuela con un CD de música y caramelos, dispuestos a trabajar y divertirnos.

Pensábamos salir al patio, pero el más grande estaba ocupado con las clases de educación física y el más pequeño, en cuanto conseguimos la llave, la maestra de tercer grado hizo salir a sus alumnos a que tomaran aire “porque habían estado todo el día encerrados”, por eso trabajamos en el aula.

Ahí les comentamos a los chicos que íbamos jugar, le explicamos cómo era el juego e intentamos diferenciar el juego de la silla tradicional con el que nosotros le proponíamos.





Al principio costó un poco agarrarle la mano al juego, les costó bastante hacerle lugar en una silla a algún compañero y ahí fue quizás donde mejor intervenimos nosotros, porque fuimos quienes les hacíamos un espacio, o quienes los sentábamos en nuestras faldas para que vean cómo siempre hay lugar para todos por más que las sillas fueran pocas.

Entre palmas, baile, trencitos y risas, jugamos al juego de la silla inclusiva varias veces. Comimos caramelos cuando finalizábamos una ronda y enseguida volvíamos a acomodar los asientos para volver a arrancar.

Algunos nos abrazaron y nos preguntaron por qué no íbamos a ir más, otros ni se percataron de que esa iba a ser la última vez que estaríamos ahí, nosotros nos fuimos muy contentos porque la pasamos bien, nos divertimos, y porque aunque nos costó pudimos aprender cómo trabajar con el grupo, cómo encarar las actividades, cómo llamarles la atención y cómo captar su interés.

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