“Desde el primer día que entramos al colegio las puertas estuvieron abiertas para nosotros. La amabilidad y la predisposición fueron moneda corriente, Neda, la directora, estuvo al tanto de nuestras actividades para ofrecernos su ayuda y para ver nuestra evolución cada semana.
Tanto Mabel, la docente de quinto año, como Neda, fueron guías en nuestro trabajo, puesto que siempre nos orientaban sobre casos particulares y sobre como afrontar las distintas situaciones, pero siempre dejándonos el camino libre para poder llevar adelante nuestras tareas.
En cada una de las actividades sentimos el apoyo y la participación del personal de la escuela: desde el momento en que nos prestaron un grabador para pasar música, hasta ser parte activa de los juegos y labores que propusimos.
En los días que estuvimos en el aula, vimos y vivimos en carne propia la difícil tarea de Mabel en las últimas horas del día, cuando la atención de los chicos es mínima y el docente al igual que el alumno llega al final de la jornada con las pocas fuerzas que le quedan. Con esto no queremos desmerecer a la maestra, al contrario, reivindicamos su labor y su abnegación al frente del aula, pero descubrimos que nuevas energías por parte de otra persona, que sepa manejar, entretener y estimular al grupo, podría fortalecer la dinámica educativa. Traemos esta propuesta a colación, porque en diversas oportunidades pudimos lograr esto con los alumnos.
Sin embargo, somos concientes de la situación crítica que vive la educación a nivel nacional, y particularmente la del colegio, en el que no todos los alumnos llevan guardapolvo porque este año, la Dirección General de Escuelas, no los envió.
Otra de las cosas que notamos, fue la adhesión de los chicos a las actividades lúdicas. Pero creemos que deben estar enfocadas hacia alguna meta, como lo fueron “la silla inclusiva”, “la cadena envenenada”, donde el objetivo no era solamente el entretenimiento, sino que buscábamos que jugando los chicos aprendan y valoren lo que es el trabajo colectivo.
Antes de terminar pensamos plantear que nuestras propuestas no forman parte de un recetario mágico, sino que las planteamos dentro de un proceso dialógico que no se puede dar de la noche a la mañana, sino con trabajo y dedicación. Creemos que estas actividades, como tantas otras que puedan surgir del diálogo, estarán enmarcadas en un proyecto que no apunta a la inmediatez, sino que está pensado como un horizonte político determinado que pretende romper con la perspectiva unívoca de la educación.
Solo nos resta agradecer a toda la Escuela Primaria Nº 60 “Hugo Stunz” que nos brindó cariño, apoyo, respeto y colaboración. Fue un lugar donde vivimos muchas cosas interesantes, conocimos gente y paradójicamente, aprendimos un poco más de eso que queríamos enseñarle a los chicos, a trabajar colectivamente”.
Tanto Mabel, la docente de quinto año, como Neda, fueron guías en nuestro trabajo, puesto que siempre nos orientaban sobre casos particulares y sobre como afrontar las distintas situaciones, pero siempre dejándonos el camino libre para poder llevar adelante nuestras tareas.
En cada una de las actividades sentimos el apoyo y la participación del personal de la escuela: desde el momento en que nos prestaron un grabador para pasar música, hasta ser parte activa de los juegos y labores que propusimos.
En los días que estuvimos en el aula, vimos y vivimos en carne propia la difícil tarea de Mabel en las últimas horas del día, cuando la atención de los chicos es mínima y el docente al igual que el alumno llega al final de la jornada con las pocas fuerzas que le quedan. Con esto no queremos desmerecer a la maestra, al contrario, reivindicamos su labor y su abnegación al frente del aula, pero descubrimos que nuevas energías por parte de otra persona, que sepa manejar, entretener y estimular al grupo, podría fortalecer la dinámica educativa. Traemos esta propuesta a colación, porque en diversas oportunidades pudimos lograr esto con los alumnos.
Sin embargo, somos concientes de la situación crítica que vive la educación a nivel nacional, y particularmente la del colegio, en el que no todos los alumnos llevan guardapolvo porque este año, la Dirección General de Escuelas, no los envió.
Otra de las cosas que notamos, fue la adhesión de los chicos a las actividades lúdicas. Pero creemos que deben estar enfocadas hacia alguna meta, como lo fueron “la silla inclusiva”, “la cadena envenenada”, donde el objetivo no era solamente el entretenimiento, sino que buscábamos que jugando los chicos aprendan y valoren lo que es el trabajo colectivo.
Antes de terminar pensamos plantear que nuestras propuestas no forman parte de un recetario mágico, sino que las planteamos dentro de un proceso dialógico que no se puede dar de la noche a la mañana, sino con trabajo y dedicación. Creemos que estas actividades, como tantas otras que puedan surgir del diálogo, estarán enmarcadas en un proyecto que no apunta a la inmediatez, sino que está pensado como un horizonte político determinado que pretende romper con la perspectiva unívoca de la educación.
Solo nos resta agradecer a toda la Escuela Primaria Nº 60 “Hugo Stunz” que nos brindó cariño, apoyo, respeto y colaboración. Fue un lugar donde vivimos muchas cosas interesantes, conocimos gente y paradójicamente, aprendimos un poco más de eso que queríamos enseñarle a los chicos, a trabajar colectivamente”.