(Paulo Freire)
Desde la pantalla y la letra de molde hay algo que no se plantea. Eso que no se dice es la crisis del modelo educativo, que a pesar de ser ajustado y rectificado, por diversas leyes y reglamentaciones, nunca se deja de reproducir el modelo heredado.
Para pensar este problema, tomaremos la visión crítica que Rosa Nidia Buenfil Burgos hace del concepto “clásico” de educación para plantear una primera afirmación. “Educación ha sido limitada a la escolaridad. Desde los primeros intentos de construir la Pedagogía como un conocimiento científico –y ya no sólo como una reflexión filosófica- la necesidad de delimitar un objeto de estudio ha conducido, innecesariamente, a excluir una serie de prácticas y espacios sociales que forman a los sujetos, del concepto de educación.”1
Esta afirmación nos permite rechazar el reduccionismo clásico a que ha sido sometido históricamente el concepto de educación por el saber vulgar. Por un lado, alumnos no llegan al colegio como una pizarra en blanco o un bolso vacío donde se depositan saberes2; y segundo, todo aquello que atraviesa a los sujetos (lease: familia, amigos, vecinos, medios masivos, tecnología), son prácticas educativas entendiendo que, en tanto, prácticas sociales van a conformar las subjetividades de los individuos.
En este sentido, la violencia escolar, no es una consecuencia ontológica de una adolescencia díscola, ni de la barbarie de las clases bajas, es la resultante de un modelo en crisis, que no responde a las necesidades de los actores involucrados; porque la violencia, no es más ni menos que la manifestación del rechazo vehemente de una educación que no sirve.
La educación no debe ser una mera transmisión de saberes, no debe generar conciencias chatas y acríticas y listas para formar parte del sistema de producción capitalista. Debe generar sujetos críticos, pero a los cuales no debe enseñarles a pensar3, sino a través de la palabra, puesta en juego en el diálogo, debe crear un espacio inacabado de mediación con el mundo.
Una vez que se logre comprender que la educación no es restrictiva del ámbito escolar sino un todo social que se despliega día a día y que los educandos no son sólo agentes pasivos, sino que deben involucrarse activamente en la conformación de su criticidad y la de sus prójimos. Una vez que se logre pensar esto y llevarlo a la práctica, la violencia va a ser sólo un tema del pasado.
1 Buenfil Burgos, Rosa Nidia, Análisis de discurso y educación, Publicado por el Departamento de Investigaciones Educativas Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. DIE 26, México, 1992
2 (los hombres no son) “seres vacíos a quienes el mundo ‘llena’ con contenidos, (…) sino en los hombres como cuerpos conscientes, y en la conciencia como conciencia intencionada al mundo. No puede ser la del depósito de contenidos, sino la de la problematización de los hombres en sus relaciones con el mundo.” (Freire, Paulo, Pedagogía del Oprimido, Siglo XXI, Buenos Aires,2002)
3 “Nuestro papel no es hablar al pueblo sobre nuestra visión del mundo, o intentar imponerla a él, sino dialogar con él sobre su visión y la nuestra” (Freire, Paulo, Pedagogía del Oprimido, Siglo XXI, Buenos Aires,2002)